San Cristóbal de La Laguna
La Laguna es posiblemente una de las ciudades más bonitas de Tenerife. Pasea por las calles de su casco antiguo en forma de cuadrícula. Este modelo de construcción fue seguido por muchos pueblos y ciudades de América del Sur después de haber sido colonizados por los españoles, y descubre la cultura y la historia de Tenerife en su máxima expresión.
Mira hacia arriba y admira la arquitectura tradicional canaria, los balcones de madera y las tejas de arcilla con suculentas saliendo de la parte superior.
La Laguna ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y también es la ciudad universitaria de la isla, lo que le da ese ambiente relajado y cosmopolita.
El casco antiguo está lleno de acogedores cafés, tradicionales bares españoles y excelentes restaurantes, tiendas independientes, galerías de arte, museos y, por supuesto, la famosa Catedral.
Hospédate en este acogedor ático con preciosas vistas de la ciudad o en este elegante apartamento en el área universitario cerca de las principales conexiones de transporte.
El Sauzal, La Matanza y Santa Úrsula
He decidido nombrar esta zona del norte de Tenerife como la costa del atardecer, porque está orientada hacia el oeste, lo que nos permite disfrutar de esas hermosas puestas de sol que nos ofrece Tenerife.
Si eliges la vivienda vacacional adecuada, podrás disfrutar de increíbles vistas panorámicas del volcán El Teide, el Océano Atlántico y el valle de La Orotava. Puedes encontrar villas increíbles con jacuzzi o piscina y preciosas vistas en este área del norte de Tenerife como por ejemplo esta.
Explora algunas de las hermosas playas de arena negra del norte de Tenerife como la Playa del Bollullo, Playa del Socorro y Mesa del Mar, cada una a 20 minutos en coche.
Siendo la principal región vinícola de Tenerife, esta zona alberga los viñedos más prestigiosos de Tenerife. Recomendamos Bodegas Monje por sus visitas guiadas, degustación de vinos y su delicioso restaurante, ¡no te puedes perder sus diferentes tipos de brunch!
Garachico
Este pequeño pueblo en el extremo noroeste de la isla tiene una historia fascinante.
Una erupción volcánica en 1706 procedente del cercano Teide, cubrió todo el pueblo de lava, incluyendo el puerto, que en su momento era el más importante de Tenerife, destruyendo así la economía en auge de la ciudad. La lava caliente se solidificó cuando entró en contacto con el océano, creando los famosos charcos de Garachico.
Pasea por las calles empedradas de su casco antiguo, visita las galerías y tiendas locales independientes, nada en las piscinas naturales y prueba vinos en los viñedos cercanos.